domingo, 20 de novembro de 2011

Denuncie!


Diga não para a violência doméstica contra a mulher, isso não é de agora

e sim de anos posteriores mas vamos lutar contra essa situação, essas atitudes

MACHISTAS e AUTORITÁRIAS que não pode continuar.

A LEI MARIA DA PENHA de Nº 11.340/06 ESTÁ EM VIGOR, VAMOS DENUNCIAR.

quarta-feira, 16 de novembro de 2011

RECORDAMOS A LAS MUJERES


 

“Hoy recordamos a las mujeres”


(Este texto puede ser usado como oración de intercesión en el Día Internacional contra la Violencia y la Explotación de la Mujer, 25 de Noviembre)

Espíritu de Vida, hoy recordamos a las mujeres
renombradas y anónimas quienes, a través del tiempo,
han usado el poder y los dones que les diste para cambiar el mundo.
Invocamos a estas antepasadas a que nos ayuden a descubrir
en nosotras este poder y la manera de usarlo
para traer el Reino de Justicia y Paz.

Recordamos a Eva, símbolo de la capacidad
que poseemos todos los seres humanos para crear.

Oramos por su poder de creatividad.

Recordamos a Sara, quien con Abraham contesto el llamado
de Dios a dejar su tierra natal y poner su fe en un pacto con el Señor.

Oramos por su poder de fe.

Recordamos a Agar, quien despreció la opresión y la explotación
y se atrevió a dialogar con el Señor y a ponerle nombre a Dios.

Oramos por su poder y valentía para enfrentarse a lo desconocido.

Recordamos a Esther y Débora, quienes por hechos de valor individual
salvaron la nación.

Oremos por la fuerza de su valor de actuar para el bien de muchos.

Recordamos a María, la madre de Jesús, que se hizo cómplice de Dios
en el proyecto de la liberación del pueblo.

Oremos por su poder de discernimiento, confianza y dadiva.

Recordamos a Maria Magdalena y la otras mujeres que siguieron a Jesús,
a quienes no se les creyó cuando anunciaron la resurrección.

Oramos por su poder de creer al enfrentar la incredulidad.

Recordamos a Febe y Priscila y a las otras mujeres
que fueron líderes en la iglesia primitiva.

Oramos por su poder de difundir el Evangelio
e inspirar a las congregaciones.

Recordamos a las abadesas de la Edad Media
que mantuvieron con vida la fe y el conocimiento.

Oramos por su poder de liderazgo.

Recordamos a Teresa de Ávila y Catalina de Viena
que desafiaron la corrupción de la iglesia durante el Renacimiento.

Oramos por su poder de inteligencia y franqueza.

Recordamos a nuestras madres y abuelas
cuyas vidas dieron forma a la nuestra.

Oramos por el poder especial que ellas trataron de pasarnos.

Recordemos…

terça-feira, 8 de novembro de 2011

VIVENCIAS DE UN CAMPAMENTO DE MUJERES MENONITAS


CAMPAMENTO DE MUJERES MENONITAS, CONFERENCIA EVANGELICA MISIONERA DE MEXICO.
SANTO TOMAS, CHIHUAHUA.

Cada año se ha venido realizando un campamento de mujeres  que incluye a varias regiones de Chihuahua. Los preparativos fueron arduos, mucho entusiasmo cada una con diferentes responsabilidades. El Tema tratado “Buscando paz en el hogar”.

Este año tuve la oportunidad de promover a nuestra conferencista Elizabeth Soto, lamentablemente y por razones ajenas a ella no pudo estar con nosotras. No obstante agradezco la buena disposición de la hermana Raquel Cantú  Deras que aceptó en corto tiempo el reto.

También agradezco a nombre propio, de las organizadoras y todas las hermanas asistentes, al Movimiento de Teólogas de Latinoamérica por habernos apoyado con recursos económicos    para el pago de su venida. Que el Señor les bendiga.

Correspondiendo a este movimiento les envío el resumen de lo sucedido durante nuestro tiempo juntas.

La asistencia fue en promedio de unas 60 mujeres y la conferencista nuestra hermana Raquel Cantú quien se desempeña como Terapeuta Familiar y del Sentido de la Vida, especialista en Educación Cristiana, Maestra de materias de psicología pastoral y logoterapia, especialista invitada por canas 11y canal 34 en la CD. de México.  Consultora internacional de Crianza con Cariño. Pastora de pastores y sus familias, madre, abuela, esposa, hija de Dios.


Nuestra reunión comenzó con un rico café y galletas. Luego vinieron las presentaciones un pequeño devocional. Desde el inicio del programa la gracia de nuestro Dios se hizo presente.

Entramos en sesión con una dinámica de presentación. Después de este tiempo de conocernos y fraternizar, Raquel comenzó la sesión personificando a la mujer que tocó el manto de Jesús, Lucas 5:40-48. Esta manera novedosa para algunas mujeres de acercarnos al texto bíblico, a través de la personificación y la contextualización del texto bíblico causo un buen impacto y oportunidad para reflexionar acerca de la obra de Jesús en nuestras propias historias de vida.

La conclusión de esta primera sesión: Jesús nos regresa la sanidad con fe en él, nos da paz. El Señor permite que nosotras recuperemos la dignidad y nos reintegra a la sociedad. Las mujeres que amamos a Dios -y estamos dispuestas a caminar en discipulado con él- (nota mía) podemos aprender a vivir en paz. El quiere que seamos instrumentos de paz. Para estar en paz, necesitamos recuperar la dignidad de ser mujeres a partir de reconocer que fuimos hechas a imagen y semejanza de Dios (Gn. 1:36 y 27)

Continuamos analizando algunas cosas que empañaron la imagen y semejanza de Dios a través de diapositivas:
-          Debemos entender que cada persona, familia tiene una historia particular diferente a la nuestra.
-          Falta de fe (no vemos claras las cosas que dice la Biblia y no podemos entender)
-          Soberbia
-          Niño herido
-          Enojo
-          Miedo
-          Circunstancias
-          Ignorancia
-          Odio

Cosas como estas nos pueden volver enojonas, arrogantes, envidiosas, amargadas, etc.
Se nos olvida que podemos vivir en paz y toda situación en un buen pretexto para no hacerlo.  ¿Qué hacemos para recuperar esta imagen y semejanza de Dios?

-          Quitando intencionalmente los estorbos y máscaras
-          Perdonándome y perdonando.

Tenemos que ser muy intencionales para quitarlas y no nos estorbe porque estas nos quitan la luz de Dios y no nos permite ver y vivir la compañía de Dios.

Nos explica a través de otra dinámica “Las arañas”. Las heridas, las experiencias negativas son como las arañas. Las arañas dañan nuestro corazón, empañan la imagen de Dios, nos quitan la paz.

Los resentimientos, odios, enojos y culpas, son como las arañas. Cada uno decide: resentimiento o perdón. Vivir con el corazón lleno de arañas o comenzar a trabajar con el perdón.

Perdón es: Ya no tomar en cuenta, dejar de culpar, soltar, vivir en paz.
Como: Decidir, reconocer, elegir y compartir, no esperar que el otro cambie; hacerlo 70 veces 7 (Proceso).

Tenemos que reconocer que muchas veces  nosotras mismas “nos damos las arañas.”
Podemos decidir  perdonar todos los días, todo el tiempo.

Terminamos con una dinámica: Fuimos invitadas a traer todo el tiempo que duró el campamento unas papas cargando. No podíamos dejarlas en ningún momento. El propósito: valorar lo que cuesta cargar nuestros resentimientos.

Segunda sesión:
El texto esta vez fue Juan 16:33 y Salmo 85:10-13
Hablando de la paz. Esta es un don de Dios. Es también la consecuencia de la relación que tenemos con Dios -y que debemos fomentar con la comunidad (nota mía) Es una actitud frente a la vida. Al trabajar a favor de la paz encontramos promesas (Sal. 85:10-13) Dios nos concede su bienestar y provisión.

Si nosotros somos mujeres dispuestas a vivir en paz (trabajar por la paz) ¿de que manera podemos trabajar por la paz en la familia? ¿la iglesia? ¿la comunidad? ¿en el país?

Muchas veces somos las mujeres quienes iniciamos la guerra en nuestra casa/comunidad. Pero también muchas veces las mujeres las que trabajan para construir la paz en la familia

Hubo un tiempo para reflexionar un poco acerca de la situación de violencia que vive el estado donde vivimos y  a la vez sensibilizarnos más acerca de nuestra responsabilidad y acciones  concretas, comenzando desde nuestros hogares.

Entre dinámicas, comidas y breves tiempos de descanso continuamos con nuestro programa.

Por la noche tuvimos  la predicación, cuyo tema fueron “Los pozos”
Siguiendo  los relatos de varias historias del antiguo testamento: Abraham, Sara y Agar, Abraham, Isaac y Raquel, Moisés, Jetro y Séfora y Jesús y la Samaritana, pudimos escuchar bellas enseñanzas.

El pozo de Jesús y la Samaritana.
- Jesús nuestro “pozo” de vida, el lugar donde podemos acudir para que nuestra sed pueda ser saciada.
- En Jesús podemos llenar nuestros “odres” para poder seguir, encontrar verdadero sentido en nuestras vidas..

El pozo de Agar. En medio de las circunstancias más difíciles, Dios puede abrir nuestros ojos para poder mirar su presencia entre nostras y con nosotras. El no quiere que muramos de sed, al contrario abre nuestros ojos para que miremos el pozo que nos dará consuelo.

El pozo de Rebeca. Cuando nos acercamos al pozo de Dios, él nos muestra sus planes.
El pozo de Sefora. Algunas veces no abrimos los ojos frente a las oportunidades que Dios pone ante nosotros. ¿Para que me tengo que asomar a este pozo?

Terminamos con un tiempo de oración de gratitud al Señor por todo este día.

Por la noche algunas de nosotras nos quedamos un tiempo más para reír y reír con algunos juegos.

El día domingo comenzamos con un rico desayuno. Y continuamos con la ultima sesión.  Esta vez el pasaje fue Lc. 2:10y11. Un tema muy cercano a la navidad. Un tema que nos trae buenas noticias a todas¡¡¡

Después de precisar que significa la salvación que Jesús nos ha traído. Salvación integral.
Pasamos a reflexionar que cosas son aquellas que no nos permiten apreciar, disfrutar, de ella. Cada una de nosotras tiene una historia de vida y muchas veces esa historia no ha sido afortunada, así que ha dejado en nosotras ciertas: culpas, dolores, enfermedades, miedos, resentimientos, adicciones. Y no podemos experimentar en plenitud el amor, el perdón y la liberación de Jesucristo.

Fuimos escuchando la explicación de las consecuencias de mantenernos con estos sentimientos en nuestras vida.

Concluimos que la salvación, las buenas noticias que Jesús nos ha traído, tiene que ver con liberarnos de toda esta carga, real o imaginaria para poder experimentar la plenitud que Dios nos ha traído. Implica decir libre y voluntariamente: “No más” decido vivir en la resurrección de Cristo.

En esta parte hicimos la relación con la dinámica que al inicio se nos pidió llevar durante todo el campamento “nuestro costal de papas” es igual a los resentimientos (o cualquier otro de los molestares que cargamos) que venimos cargando a lo largo de la vida.

Para este tiempo muchas de nosotras ya estábamos deseosas de “tirar” las papas, de dejarlas por allí, de olvidarnos e incluso otras nos las acomodamos tan bien que ya ni nos estorbaban.

Si las cargamos por mucho tiempo éstas se pudre y llegará el momento en que nos sintamos fastidiadas, cansadas, adoloridas, que nos estorban, que nos ocupan, que nos impiden alabar con plenitud a Dios porque al “olerlas” y verlas, nos recuerdan, nos impiden vivir en paz con nosotras mismas y con los que nos rodeas –la familia-

Reflexionamos largo y tenido sobre ello y concluimos que vale más dejar de poner pretextos. Debemos decidir dejar nuestras “papas” . No podemos tener paz si cargaos resentimientos. Nos toca ser agentes de paz, dar a los demás libremente la paz.

A medida que decidimos soltar, dejar, abrimos nuestros ojos y nuestro entendimiento a las buenas noticias de Dios para nosotras. Terminamos este tiempo con una dinámica y dando gracias al Señor por este tiempo.

Oramos por la hermana Raquel y animándolas unas a otras.

En esta parte pudimos dialogar un poco con la mesa directiva para ir dando poco a poco un giro a nuestras reuniones y poder elaborar una memoria incluyendo los compromisos concretos con los que nos quedamos y poder evaluar la siguiente reunión que hemos avanzado y qué nos falta.  Algunas hermanas expresaron compromisos personales y según lo aprendido en este campamento.

Por lo pronto, desde mi involucramiento con el Movimiento de Teólogas de Latinoamérica agradezco una vez más el apoyo que nos dieron; y la oportunidad  y la confianza que las mujeres de la CEMM me han brindado para continuar acompañándolas en este peregrinar, camino que a veces se hace tenso y pesado, pero camino al fin que hacemos todas juntas¡

Esperamos continuar construyendo desde nuestra identidad Anabautista menonita un camino nuevo, un camino  de buenas noticias para todas y todos en Jesucristo.

Responsable de la reseña.
Ofelia García de Pedroza
Pastora misionera.

domingo, 6 de novembro de 2011

UNA MIRADA DIFERENTE - Mujeres Salvadoras



¿Qué habría sido del éxodo sin ellas?Edesio Sánchez Cetina

Al abrirse, el libro de Éxodo afirma el papel esencial que juega la mujer en actos concretos que afirman su esencia femenina, pero que a la vez la colocan como protagonista de un actuar que construye la overtura teológica sin la cual el evento liberador del éxodo sería “otra historia”.


La importancia de esta overtura teológica se acentúa aún más al constatar que si bien las mujeres—con nombre o anónimas—aparecen a lo largo del libro (RV60 cita 35 veces la palabra “mujer/es”), es en los primeros cuatro capítulos, especialmente el uno y el dos, que se resalta el papel protagónico de la mujer. En estos cuatro capítulos, las mujeres aparecen como salvadoras; como personas que decidieron ir contra la corriente, sacrificar su seguridad y su vida para salvar a un pueblo, para jugarse el todo por el todo y así formar parte integral y preponderante en el proyecto salvífico de Dios.Éxodo 1:1-14En este texto, la mujer no aparece de manera explícita, así que por lo general no ha sido considerado como fuente clave para referirse a la participación protagónica de las mujeres en el plan de Dios para liberar a su pueblo de la opresión egipcia. Sin embargo, si se presta atención a lo que motivó la consternación del Faraón, no se puede dejar de lado la función vital de la mujer. El tema central del pasaje es el miedo del Faraón y de su pueblo por el descomunal crecimiento del pueblo hebreo—por eso se repiten varias veces el verbo “multiplicar” y sus cognados (“fructificar”, “aumentar”, “ser mayor”, “crecer”, “fortalecerse”, “hacerse fuerte”).

El pueblo hebreo es numeroso y, de acuerdo con el informe del faraón (Ex 1:9), es más numeroso y fuerte que el egipcio. Para llegar a tal estado de crecimiento y fortaleza, el papel de la mujer, aun más que el del varón, es de suprema importancia. Porque el texto no solo habla de la fecundidad de las mujeres hebreas, sino también de su fortaleza y salud para traer al mundo una población tan saludable y numerosa. Como esto lo sabía muy bien el farón, no lo sorprenderá en lo más mínimo el argumento de las parteras Sifrá y Puá: Es que las mujeres israelitas no son como las egipcias. Al contrario, son tan fuertes y saludables que tienen sus hijos ellas solas, sin nuestra ayuda (Ex 1:19).

Aunque el texto empieza con una lista de nombres masculinos, descendientes todos de Jacob y patriarcas de las tribus hebreas, y aunque se habla de la fortaleza y gran cantidad de hebreos en masculino—el texto hebreo literalmente dice en 1:12 “hijos de Israel” para referirse a la población masculina y militar hebrea—, el rol central es el de la mujer. En realidad lo que produjo el pavor del faraón fueron las mujeres hebreas que procrearon niños saludables y fuertes con una rapidez sorprendente, iniciando con su fecundidad una verdadera guerra que tenía al rey egipcio al borde del colapso. En relación con esto, aunque prácticamente ninguna versión de la Biblia sigue al Texto masorético, el verbo hebreo que la RV60 traduce como “viniendo” está en femenino plural, y permite la siguiente traducción de toda la oración: “…para que no se multipliquen, y suceda que ellas [las mujeres] nos declaren la guerra”.

Para darle más centralidad al tema de la fecundidad, el magnífico crecimiento y la fortaleza de la población, el texto hace eco del relato de la creación. Al leer Éxodo 1:7 nos es imposible dejar de “escuchar” Génesis 1:28 (véase también Gn 9:1, 7) y la promesa dada a los patriarcas (Gn 17:4-8; 35:11-12). De este modo, no solo se había cumplido con creces la orden divina de poblar la tierra, sino que se había abierto el camino para lograr la liberación sustentad y liderad por Yavé, el Dios del éxodo.

En un artículo titulado “¿Qué hacían mientras tanto las mujeres hebreas (Éxodo 1-2)?”, de Mercedes García Bachmann (Cuadernos de Teología 18, 1999), la autora plantea la pregunta que los exegetas nunca se han hecho: el papel de la mujer en una situación de opresión, esclavitud y pobreza. En efecto, mientras los hombres hebreos sacaban materiales, los cargaban y fabricaban los ladrillos y construían las grandes obras egipcias, algo importante debían de estar haciendo las mujeres. Además de cuidarse durante el embarazo y dar a luz hijos e hijas, las mujeres hacían todo el trabajo de limpieza de las casas, cultivaban los huertos, confeccionaban la ropa, cuidaban y educaban a los niños, hacían y arreglaban la ropa, preparaban los alimentos y, sin duda, se dedicaban a otras tareas, además de ser esclavas y servidoras de las familias egipcias, como el de ser parteras y nodrizas.

En esta, como las siguientes historias, el faraón no solo fracasa en sus planes, sino que termina en ridículo como un gobernante tonto e ingenuo. A pesar de que en el versículo 10 invita a su pueblo a actuar con astucia, todas sus órdenes y las acciones de su pueblo no pudieron prevenir lo que más quería evitar: el crecimiento del pueblo. Claro, ¡no se imaginaba que detrás del pueblo hebreo estaba Yavé actuado a su favor!

Éxodo 1:15-22


No cabe duda de que Sifrá y Puá, las parteras que atendían tanto a las mujeres hebreas como a las egipcias, son los personajes centrales de este relato: Además de sus nombres y los pronombres que se refieren a ellas, seis veces aparece la palabra “parteras” en el texto. El otro personaje clave es el faraón, su jefe—al que el autor prefiere dejar sin nombre—que les da orden de matar a los varoncitos recién nacidos, y a quién, como la historia señala, desobedecen y hasta ridiculizan. Si jugamos con sus nombres, podríamos decir que son “dos chicas bellas y guapas”.

De entrada, el relato nos hace ver que el rey egipcio, sumido en su machismo y actitudes patriarcales, cree que los varones y no las mujeres son el peligro más grande para la “paz” y “estabilidad” de su imperio. A ellos, a los hombres, son a los que se deben raer de la tierra para que se no conviertan en peligro contra el imperio. Parece no haberse dado por enterado de que la razón por la que había surgido el pánico en los versículos anteriores (1-14) y por el tema que ahora concierne, la fuente de su preocupación y temor no son solo los hombres, sino sobre todo las mujeres. Los varones sin las mujeres no pueden multiplicarse, pero las mujeres, aun con pocos hombres podrían llenar la tierra y hacer temblar al imperio más poderoso. Si el faraón lo hubiera pensado mejor pediría no solo la eliminación de los varoncitos, sino también la de toda niña que naciera. De nuevo, el texto está lleno de ironías y sarcasmos por medio de los cuales el narrador se burla del faraón y lo pinta como un soberano tonto y estúpido. La ironía y el sarcasmo se extienden todavía más cuando comparamos el texto de RV60 con el de la TLA y DHH. La RV60, que sigue al Texto masorético, dice en el versículo 22: “echad al río a todo hijo que nazca”. Es decir, el texto hebreo hace que el faraón omita la frase “nacido de los hebreos”—el texto completo debería ser: “echen al río todo hijo nacido de los hebreos”, tal como reflejan TLA y DHH siguiendo a la Septuaginta y otros testigos textuales—y de esa manera, tácitamente, incluya a los niños egipcios entre los que deberían ser echados al río. ¡No solo iba a frenar la población masculina hebrea, sino que su propia nación se iba a quedar sin fuerza militar y laboral!


Las dos parteras—egipcias o hebreas, pues no se sabe a ciencia cierta su nacionalidad y etnia—, temerosas de Dios (Ex 1:17), es decir, obedientes a los principios éticos de Dios, desobedecen al faraón, y preservan la vida de los niños. El relato es por demás un excelente trozo literario, lleno de sarcasmo y fino humor. El rey egipcio no castiga a las parteras, ni se deshace de ellas. Las llama para saber el porqué de su acción. Ambas urden un argumento—sin duda una mentira—ante el cual el faraón no puede responder. Como resultado, las parteras siguieron en su trabajo, los niños y las niñas siguieron acrecentando la población hebrea, y la creatividad y valor de las parteras, unidos a su obediencia a Dios, continuaron la “marcha” liberadora iniciada en el texto anterior (vv. 1-14).

¿Qué lecciones aprendemos de Sifrá y Puá? En primer lugar, que la única manera de romper las cadenas de la opresión es no permitir ser oprimidos. Ambas mujeres decidieron con creatividad y valor oponerse frontalmente al sistema opresivo y de mostrarse mucho más inteligentes y sagaces que el mismo representante del imperio opresor. No, Sifrá y Puá no iban a permitir ser usadas como mecanismo de opresión y muerte. El faraón tendría que buscar a otros agentes del mal para acabar con la vida de todo varón recién nacido—seguía con su necedad de ignorar el poder liberador de las mujeres. En segundo lugar, estas mujeres nos ofrecen la lección de optar no por la violencia para enfrentar la violencia, ni tampoco la abulia o fatalidad pasiva, sino la opción de la tercera vía, la resistencia no violenta. La de encontrar formas creativas de sorprender al poder imperial y no solo salir ilesas, sino con la batalla vencida. ¡Que ironía! Ese rey que no veía en las mujeres el peligro inminente, encontró en dos mujeres la frustración de su macabro plan. Como pago de su valentía, creatividad y sagacidad, Dios mismo las trató con mucha bondad y les concedió una familia numerosa. Por la vía negativa, la historia nos ofrece una tercera lección en la actitud del faraón. El rey de Egipto tenía todas las de perder no solo por haber subestimado la tenacidad y poder creativa de las dos mujeres, sin sobre todo, por haber subestimado el poder de Dios de llevar a cabo su misión liberadora por medio de los vulnerables a favor de los vulnerables.
Éxodo 2:1-10
Si en el relato anterior, la historia tuvo como protagonistas a dos mujeres que se enfrentaron a tú por tú con el faraón, aquí tres mujeres (la madre y la hermana de Moisés, y la misma hija del faraón) desobedecen las órdenes del rey de Egipto y toman las riendas de la historia por su cuenta en el mismo corazón del poder imperial.

El texto queda demarcado por las cláusulas “una hija de Leví que…dio a luz un hijo” (2:1) y “la hija del Faraón…que prohijó [a Moisés]” (2:10), y en medio de estas dos mujeres aparece la “hermana” que con mucha astucia y mente rápida logró que a Moisés nunca le faltara una madre para su supervivencia. La manera en la que el autor redacta su historia, hace resalte de manera superlativa el papel activo y decisivo de las mujeres en la supervivencia de Moisés: evitar que lo maten, encontrarle la madre sustituta perfecta, resolver el problema de su alimentación y cuidado y darle el contexto crecimiento y educación inigualable. El único varón adulto que aparece en la historia se cita en el versículo uno, y de los únicos verbos que es sujeto son “fue” y “tomó”. Después de esta información, la historia la escriben esas tres mujeres. Todos los verbos de acción en la historia las tienen por sujetos.

Sifrá y Puá ya habían hecho su parte en la gran obra liberadora del pueblo hebreo, aseguraron la vida del pequeño Moisés. Ahora les tocaba a la madre, a la hermana—el texto no las cita por nombre, pero por otros textos sabemos que se llamaban Jocabed y Miriam—y a la hija del faraón ayudar a Moisés a crecer y a prepararlo para la misión que Dios le tenía preparada.

En el texto, la madre dice y hace cosas que evocan la obra de creación de Dios y su obra redentora en el diluvio. De acuerdo con el texto hebreo del versículo dos, al ver al bebé, su madre exclama “¡qué bueno es!—queriendo decir al igual que la TLA, “¡Qué hermoso es!”—usando una expresión similar a la que Dios usó al terminar la obra de creación de cada día (Gn 1:4, 10, etc.). Tanto la palabra hebrea para “canasta de juncos” como los elementos que usó la madre para preparar la improvisada barquilla hacen eco del arca y su construcción en los relatos del diluvio (Gn 6:14). En otras palabras, al igual que en el primer relato, esta cuidadosa obra de amor para salvaguardar la vida de su hijo, es relatada en este texto con la grandilocuencia de la obra creadora y redentora de Dios. Y en efecto así es. Jocabed, al igual que su hija y la princesa de Egipto fueron participantes vitales en la misión liberadora del éxodo. Sin ellas, Moisés no habría llegado a ser el gran protagonista del éxodo.

Es interesante notar, también, que si bien Jocabed desobedeció al faraón al no echar a su hijo al agua para que se ahogue, si ejecutó una obediencia fingida al decreto real “echando” al niño al río, pero en su “pequeña arca salvadora”. En un acto totalmente a la inversa, la hija del faraón “saca” al niño del agua, haciéndose así cómplice o colaboradora del movimiento de resistencia hebrea contra el poder egipcio. De nuevo, aquí como en otros pasajes de la Biblia, las mujeres se unen, aun cruzando barreras étnicas, para luchar contra la injusticia y la violencia. Por medio de este acto, la hija del faraón, al igual que las parteras, no se enfrenta al padre echándole en cara su injusticia y violencia, sino con una confrontación más sutil. Por esta acción, esta mujer se convierte de alguna manera en la “madre” del éxodo, al darle el nombre al niño—nombre que proclamará por siempre el acto de desobediencia civil de la madre: “si mi padre ordenó echar a los niños al río, yo saco a este del agua”; de allí el nombre Moisés (2:10)—, al crecerlo y educarlo, y prepararlo de la mejor manera para su futura tarea de liberador, líder y estadista.

Si la madre protegió la vida del niño “porque era bueno” (bonito, hermoso, 2:2)—como Dios había creado algo “lindo”—, acentuando así el aspecto creador de Dios, la hija del faraón protegió la vida del niño “porque sintió compasión” (2:6), emulando así al Dios liberador, al Dios del éxodo. Tanto el ser humano como el divino consideran de enorme valor tanto el aspecto estético como el ético del mundo y de la vida: el Dios que se extasia con la belleza de la creación es el mismo Dios que responde compasivamente a favor del oprimido, del sufriente; el ser humano que puede maravillarse con la belleza del otro ser humano, también puede ser movido a compasión para responder con justicia ante el peligro del mal. Cuando la hija del faraón exclama, “es un niño israelita” (2:6), no solo está se opone y anula el edicto de su padre, sino que también se hace solidaria de la causa de la justicia y se pone del lado del Dios que lucha contra toda opresión y maldad. Más aún, el mismo versículo seis coloca a la hija del faraón en la misma “sintonía” que Yavé al ser movida a preservar la vida del niño hebreo a través de la misma acción divina. Ella “vio al niño llorando” y Yavé había “visto la aflicción del pueblo” (Ex 3:7 y 9). La acción de la princesa egipcia adquiere es anticipo de la acción liberadora de Yavé al liberar a los hebreos del yugo egipcio por mediación de Moisés.

La hermana de Moisés tiene poca acción y tan solo unas cuantas palabras a la hija del faraón. Pero ¡qué crucial fue su papel!: la de ser intermediaria entre la madre y la princesa. En el momento oportuno y con agilidad de mente y creatividad ideó el plan perfecto: con un tremendo poder de persuasión le sugiere a la princesa egipcia que se adopte el niño, y asegura, además, que el niño y la madre se reúnan de nuevo de manera más permanente. De esta manera, la hermana de Moisés se une a las otras dos mujeres de esta historia y a las dos parteras como salvadoras de Moisés.

Éxodo 4:19-26

En este texto, Séfora, la esposa de Moisés (véase Ex 2:15-22) se convierte, como las mujeres de las otras historias, en salvadora de Moisés. En un lugar, en su camino a Egipto, Dios aparece con el propósito de acabar con la vida de Moisés. Hasta hoy, nadie ha podido dar una respuesta satisfactoria a este texto tan difícil. Moisés no había sido circuncidado, y por tanto, el compromiso de alianza de los descendientes de Abraham no se había cumplido: para ser miembro del pueblo de Dios, todo varón tenía que ser circuncidado. Moisés solo tenía dos alternativas, ser circuncidado en el acto o morir allá mismo.

Ante esta situación, y esto es lo que vale en esta reflexión, Séfora toma una decisión precipitada y de emergencia. Circuncida a su hijo porque no lo puede hacer con Moisés debido a que este tiene que estar totalmente sano y fuerte para proseguir su viaje a Egipto. Como ella y el muchacho se quedarían en el desierto, se le ocurrió tocar con el prepucio del niño el pene del marido para así circuncidarlo simbólicamente. Con esta acción, Séfora se enfrentó al mismo Dios y salió triunfante, ¡le preservó la vida a Moisés! Ese mismo hombre que Dios usaría para lograr su proyecto liberador. Así Séfora se une a las otras cinco mujeres a echar a andar el gran proceso que finalmente llevaría a la libertad al pueblo hebreo.

Conclusión

De acuerdo con estas historias, el reconocimiento es para las mujeres por haber sido sujetos esenciales para la preservación tanto de la nación como de su más grande líder. La mayor virtud de las cinco primeras fue no temerle al faraón y afrontar las consecuencias en aras de la vida y la justicia: las parteras fueron movidas por su “temor a Dios”, la hija del faraón por su compasión, la madre por su amor al hijo, y la hermana por su ingeniosidad e inventiva. Así cada una ofreció lo mejor de sí misma para vencer el mal y encaminar a Israel por el sendero de la libertad que tanto necesitaba. La virtud de Séfora fue actuar oportunamente y enfrentar al mismo Dios para salvar a su esposo.

En tres primeras historias se nota un movimiento ascendente: en la primera, el faraón da una orden y su pueblo obedece; en la segunda, el faraón habla, pero las parteras también hablan y tienen la última palabra; en la tercera, aunque de nuevo el faraón da la orden, al final la madre de Moisés, la hermana y la hija del faraón determinan el curso de la acción, y el faraón desaparece totalmente de la historia. El relator ha logrado, de esta manera, darle a las mujeres un papel protagónico y crucial en esta historia de liberación y del nacimiento de Israel como nación. ¡Antes de Moisés, ellas fueron las primeras líderes del proyecto liberador de Yavé!

Hay, por supuesto, otras historias en el libro de Éxodo, en las que las mujeres toman un papel activo a favor de otros individuos y del pueblo en forma total. De manera especial se debe mencionar el liderazgo compartido de Miriam junto con sus dos hermanos, Moisés y Aarón. Al final del libro se menciona la labor de otras mujeres que aportaron sus conocimientos artísticos y artesanales y sus bienes para la construcción del tabernáculo o tienda de reunión (Ex 35:25-26, 29).


Edesio Sánchez es mexicano, pastor de la Iglesia Presbiteriana y Doctor en Teología (PhD) con especialidad en el campo de Biblia por el Union Theological Seminary. Es traductor de las Sociedades Bíblica Unidas y ha participado en la traducción de las más conocidas versiones de la Biblia. Actualmente es profesor en la Universidad Bíblica Latinoamerica en San José de Costa Rica, y Secretario Regional para Centro América y el Caribe de la FTL.